UN NUEVO COMIENZO
Septiembre es un mes de comienzos: vuelta al cole, vuelta al trabajo, al gimnasio, a la rutina. Tras el descanso del verano, volvemos a la actividad del día a día.
Hoy os propongo utilizar esta vuelta a la actividad para que sea un nuevo comienzo. Nuevo porque voy a otro sitio. De lo contrario es un comienzo, pero el mismo, no nuevo.
Como en la película de “El día de la marmota”, podemos estrenar un día tras otro sin darnos cuenta de que es el mismo día, repitiéndose. Las mismas acciones, las mismas emociones, las mismas actitudes, los mismos resultados. Y vuelta a empezar. Y delante de nosotros la esperanza de un mes de agosto (o julio, o junio…) en el que puedo parar de hacer lo que hago, la esperanza de que en ese instante, solo por un mes, podré sentir algo distinto, ¿tal vez un poco de paz?
Y la vuelta al mes de septiembre donde ya me sé lo que va a ocurrir: colegio, trabajo, comidas, facturas, compras, …más de lo mismo, más de lo de siempre.
¿A dónde voy? ¿Qué estoy persiguiendo con todo esto? ¿Cuál fue la última vez en que me paré y me pregunté a mí misma ¿cómo estás?. Es curioso cómo les pedimos a los demás que hagan cosas que nosotros mismos no nos damos… les pedimos que se interesen por nuestra salud, por nuestro sentir,... y en cambio nosotros no solemos preguntarnos ni contestarnos cómo estamos. Ya hablaremos en otro momento de eso. Ahora estamos con el comienzo.
Si realmente quiero que sea nuevo, tendré que hacer algo distinto. Si siempre hago lo mismo, siempre obtendré el mismo resultado: acabar agotada, harta, un mes de julio para descansar un mes de agosto, y volver a empezar un mes de septiembre.
Este es un buen instante para parar y preguntarme. ¿A dónde voy? ¿Qué quiero? ¿Cuál es mi objetivo en esta etapa de mi vida? Y aún más, los más audaces, nos podemos preguntar: ¿para qué quiero eso que quiero? ¿para qué un coche, para qué un hijo, para qué una nueva cocina? Si no sé lo que quiero, es difícil que lo consiga. Y tal vez incluso sea posible que ya lo tenga y ni siquiera me haya dado cuenta….
Para qué lo quiero, qué valor le estoy dando, qué busco por ejemplo, con unos nuevos zapatos o un nuevo empleo. Qué significado le doy a mi experiencia. Tal vez una satisfacción instantánea, tal vez algo un poco más duradero…
Al final, todas esas necesidades, todos esos objetivos se acaban fundiendo en uno: quiero ser feliz, quiero estar en paz, quiero sentir amor… Sí, hay poco más que sea potente, lo suficientemente poderoso, como para mover mi vida, para sacarme de la cama o del sillón relax y hacer que vaya a algún sitio.
Y la siguiente pregunta que me hago es: ¿de verdad que mi día a día está dándome eso que realmente quiero? ¿Obtengo todos los días paz, amor, descanso, plenitud? O estoy dejando todo eso de lado esperando al mes de agosto, o incluso esperando a la jubilación…
Pues ahí ando este mes de septiembre, haciendo un nuevo comienzo de verdad de la buena. Aprovechando la caída de la hoja como símil para inspirarme y dejar que salgan de mi vida aquellas cosas y situaciones que no me conducen a lo que quiero conseguir. Y poniendo en mi vida aquellas otras que realmente quiero.
Que no, que este año no me espero a que sea agosto para ser feliz. Totalmente feliz. Inmensamente feliz.
Que mi felicidad ya no se aplaza
Que mi disfrute ya no es para mañana
Que mi paz ya es diaria
Hoy
Ahora
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